El amor es el demonio más fascinante que, nos encapsula en un tiempo que puede ser corto pero que así mismo es una eternidad. Nos sube, nos baja, nos atrapa y después nos abandona, siempre a su antojo, a su voluntad. Con un poder casi infinito, que nos gobierna como marionetas. Aveces nos apachurra o nos vuelve gigantes, en tan sólo segundos, o con con un par de palabras o gestos que aunque dicen poco, nos hacen sentir mucho. Para bien o para mal, pero siempre esta ahí, aveces silencioso, aveces sin poderlo acallar. Nos asesina y nos revive, todo en el mismo par de ojos, o en la misma sonrisa, en la misma persona. El amor es un invento del hombre para sentirse mejor, pero ese mismo invento es también una tortura perpetua para aquellos que han amado sin ningún tipo de limitación.
Eduardo Horta G’